No es novedad observar que el pensamiento y la obra de Diego Saavedra Fajardo (1584-1648) son profundamente representativos de la crisis social, ética e intelectual del Barroco y de aquello que José Antonio Maravall, en un artículo clásico de la bibliografía saavedriana, denominó la “moral de acomodación”. Dividido entre las exigencias reales de la política y los ideales morales del cristianismo, entre el pesimismo antropológico –“y si bien se hallan en el hombre, como en sujeto suyo, todas las semillas de las virtudes y las de los vicios, es con tal diferencia, que aquellas ni pueden producirse ni nacer sin el rocío de la gracia sobrenatural, y estas por sí mismas brotan y se estienden, efecto y castigo del primer error del hombre”– y la convicción de que es posible actuar sobre los hombres y sus circunstancias, entre la conciencia de la adversidad del mundo y la naturaleza y la capacidad humana para modificarlos, Saavedra Fajardo da cuenta de una inteligencia escindida, eminentemente moderna, entre extremos a veces irreconciliables, pero en permanente búsqueda de adaptación. El propósito de este artículo es llevar a cabo una lectura detenida de la empresa 84 de las Empresas políticas (1642), articulada alrededor de los binomios dignitas hominis-técnica y prudentia politica-diplomacia, que examine esta tensión que caracteriza la obra de don Diego.
https://www.ehumanista.ucsb.edu/sites/default/files/sitefiles/ehumanista/volume45/ehum45.sol.pdf